Zonas oscuras

ZONAS OSCURAS

 

Zonas Oscuras

José Luís MuñozZ


No pocos creadores del género negro tienen en sus vidas lagunas oscuras marcadas por el misterio. Algunas de ellas encajan con su carácter literario, otras están en sus antípodas. Suele decirse de los escritores que vampirizan todo lo que se mueve a su alrededor, hasta ellos mismos. Literaturalizar la propia existencia no es cosa de Paul Auster o de Annie Ernaux, la flamante premio Nobel francés del pasado año, se ha hecho siempre.

Edgar Allan Poe, precursor de la novela detectivesca con la figura de Auguste Dupin, fue acogido, tras la muerte de su madre y el desentendimiento de su padre, por la familia Allan a la que debe su primer apellido. Se dice que aprendió a sumar y a restar en un cementerio, con los números de las lápidas, y que sus clases de gimnasia se reducían a cavar fosas para los muertos. Con esos antecedentes no es de extrañar su afición literaria por todo lo siniestro. Nadó seis millas contracorriente por el río James para ponerse a prueba. Escribía con su gata Catherina sobre su hombro, por eso en sus narraciones abundan los felinos, negros mayoritariamente. Su vida matrimonial puede considerarse atípica porque se casó con su prima Virginia que tenía 13 años cuando él cumplía los 27. Ella murió de tuberculosis y eso le afectó tanto que el genial escritor intentó suicidarse. Se hizo tan famoso con la publicación de El cuervo que la gente lo paraba por la calle graznando. Desapareció durante cinco días, durante un viaje a Nueva York, y lo encontraron borracho y desmemoriado en un tugurio. Su desmedida afición al alcohol lo llevó a la tumba con solo 40 años.

Agatha Christie, la considerada abuelita del crimen, desapareció misteriosamente durante once días en 1926. Apareció su coche vacío y quinientos policías y dos mil voluntarios la estuvieron buscando infructuosamente. El propio Arthur Conan Doyle, aficionado al espiritismo, contrató a una médium para encontrarla, sin éxito. En ese interregno las hipótesis se sucedieron: la ha asesinado su marido o un asesino en serie, se ha suicidado o es una operación de marketing para revitalizar su carrera literaria. La encontraron muy lejos de su casa, en un balneario y con otra identidad, y no reconoció ni a su marido ni a su hija. Las hipótesis sobre su misteriosa desaparición apuntan a la infidelidad de su marido, que le anunció que iba a casarse con su amante, y a problemas para terminar una novela. En un principio pensó en suicidarse, pero cambió de idea y se hospedó en un balneario utilizando el apellido de la amante de su marido y afirmando ser sudafricana.



Jim Thompson, el maestro del género negro norteamericano, escribía a destajo en las editoriales pulp. Su abuelo lo inició en el alcoholismo a la edad de siete años. Fue alcohólico toda su vida hasta sufrir delirium tremens. Durante la prohibición trapicheó con el alcohol en destilerías clandestinas y trabajó en lugares muy duros, en la industria petrolera (Raymond Chandler, su colega de género, lo hizo como directivo, desde un lujoso despacho), viajante de comercio, proyeccionista de cine, panadero, vendedor de oro y se inspiró para sus malvados personajes en su padre, un sheriff violento y corrupto al que retrata en sus novelas, especialmente en El asesino dentro de mí, a modo de venganza. El creador del famoso investigador parapléjico Ironside colaboró en el séptimo arte de la mano de Stanley Kubrick en Atraco perfecto y Senderos de gloria como guionista.

Truman Capote puede ser considerado el inventor del true crime muchos antes de que el término se pusiera tan de moda. En A sangre fría, a partes iguales novela y documento periodístico, indagó sobre un cuádruple asesinato cometido en una granja de Kansas por los asesinos Richard Hickock y Perry Smith. En esa recreación del crimen, profusamente documentada con entrevistas a sus actores, especialmente a los asesinos, Truman Capote estuvo esperando a que se cumpliera la sentencia de muerte para finalizar el libro, así es que además de ganarse la confianza de esos despiadados asesinos, se convirtió, a su vez, en una especie de psicópata literario que ansiaba que se ejecutara su pena de muerte para dar carpetazo a su historia. Para más INRI, el escritor de Desayuno con diamantes se retiró a una casa situada en un acantilado de la Costa Brava, próximo a Palamós, en donde estuvo escribiendo y corrigiendo la novela A sangre fría; en esa misteriosa casa se encontró, en el interior de un estuche de bolígrafo, una misteriosa carta remitida por Marilyn Monroe a su amigo en donde le expresaba sus temores a ser asesinada por el clan Kennedy y que no llegó nunca a manos del escritor porque se cruzó en su camino de regreso de España a Estados Unidos. La carta obra en poder del Museo Marilyn Monroe de Sant Cugat y es una de sus joyas.

Hubert Selby Jr. a los 15 años dejó el colegio para enrolarse en la marina mercante. A los 19 la tuberculosis lo postró en un centro hospitalario, le dejó sin algunas costillas y parte del pulmón. De esa época le viene su adicción a la heroína, y el estupefaciente, y lo que se hace para conseguirlo, impregna sus novelas Ultima salida a Brooklyn y Réquiem por un sueño. En el hospital se empapó de la literatura de Herman Melville y James Joyce. Fue dado por muerto en muchas ocasiones. Me sabía el alfabeto, así es que decidí que sería escritor, dijo. Un outsider en toda regla. Dejó de fumar unos meses antes de expirar.

Sin duda Chester Himes puede ser considerado como el más negro de los escritores de género negro por su raza. Novelista y guionista, el bueno de Himes pasó por la cárcel como delincuente de poca monta y a la posteridad por crear a dos de los personajes más emblemáticos del género: Ataúd Ed Jonson y Sepulturero Jones. Su afición a la botella lo volvió un ser irascible que maltrataba de su esposa. Murió en Moraira, Alicante, en donde está su tumba, lugar de peregrinaje de los aficionados al género negro.

Anne Perry, escritora de bestsellers de género negro recientemente fallecida cuyo nombre real era Juliet Hulme, sabía de qué escribía. Cuando era adolescente, junto a su amiga Pauline Parker, con la que tenía una relación de dependencia sentimental, asesinó a ladrillazos a la madre de esta y pasó unos cuantos años en un correccional de Nueva Zelanda. El realizador Peter Jackson, el de la saga de El señor de los anillos, llevó a la pantalla la hazaña de las adolescentes neozelandesas en la película Criaturas celestiales interpretada por una joven Kate Winslet.

James Ellroy, el loco de la novela negra, el pitbull, como le gusta ser conocido, tuvo una vida turbulenta desde muy joven. Su madre fue violada y asesinada en terribles circunstancias cuando tenía solo diez años. Siendo adolescente fue a la cárcel por voyeur y fetichista: se colaba en casas ajenas, por la noche, y jugueteaba con la ropa interior de las mujeres. El brutal asesinato de Elizabeth Short, violada y además torturada, le inspiró para escribir La dalia negra, una de sus más exitosas novelas. En la novela autobiográfica Mis rincones oscuros exorciza el asesinato de su madre. De hecho ese crimen horroroso lo marcó de por vida. Alardea de su mal carácter, pero eso no le impide ser uno de los mejores escritores de novela negra actuales.

Hay más casos oscuros en la vida de los escritores, sean negros o blancos, suficientes para escribir un libro (el paso por la cárcel de Jean Genet por robo; la muerte, por un disparo, de la mujer de William Bourroughs cuando hacía puntería sobre una manzana colocada sobre su cabeza), y de hecho el libro ya está escrito por José Ovejero: Escritores delincuentes. Ser un buen escritor no presupone, ni mucho menos, ser una buena persona. La vida privada va por un lado y el arte por otro.

 

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