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El feminismo, el “lenguaje inclusivo” y la RAE
El feminismo, el “lenguaje inclusivo” y la RAE
La lucha del feminismo radical en un absurdo intento de darle "visibilidad" a la mujer con la imposición del "lenguaje inclusivo".
Ana Alejandre
En estos días que estamos viviendo nuevas reivindicaciones feministas, ,politizadas y enfocadas desde la izquierda y sus siempre indefinidas razones que le lleva a utilizar causas reales para usarlas para sus propios fines ideológicos y partidistas que diluyen la supuesta reivindicación que le sirve de pretexto y telón de fondo para sus propios fines electorales, la Real Academia Española (RAE) ha querido poner los puntos sobre las íes, en cuanto al lenguaje inclusivo y el intento de que se deje de utilizar el uso genérico del masculino gramatical para aludir a grupos o colectivos formados por hombres y mujeres.
Muchas feministas se confunden entre leguaje y sexismo, lo que no es óbice para admitir que existe el sexismo lingüístico, pero esto no es lo mismo que afirmar que el feminismo tenga que intentar intervenir de forma artificial en el lenguaje, según lo manifestado por Elena Hernández, en su ponencia “El llamado lenguaje inclusivo, ¿es de verdad inclusivo?”, en la apertura de la Semana de las Letras, en la Facultad de Letras de la Universidad de Castilla-La Mancha.
Las casi 440 consultas mensuales que la RAE recibe en su departamento “Español al día, del que es directora Elena Hernández, contienen en su mayoría consultas relacionadas con el lenguaje inclusivo, según afirma su directora, y cita que en el caso de “portavoces” y “portavozas” está creando ambigüedades que antes no existían. Según la citada directora, esta intención de desdoble del lenguaje no tendrán éxito en la práctica y quedaran la final como una moda, ya que solo “se queda solo en documentos administrativos o discursos políticos o públicos, pero no se oyen en conversaciones entre amigos o en casa”. Es decir, es solo una pose política de ideología de izquierdas, sin ninguna aplicación en la vida real por los ciudadanos que toman estos intentos como meras anécdotas sin ningún fundamento y una manera de congraciarse con el voto femenino atrayéndolo a sus filas.
La citada responsable del Servicio de Consultas Lingüísticas, ha reconocido que el feminismo y la lucha por la igualdad van a dejar huella en la lengua española, pero no las que ya se advierten en el llamado “lenguaje inclusivo”. La RAE tiene como labor el explicar a los usuarios como funciona la lengua y los limites que no se pueden traspasar de forma artificial en ella para acabar con el sexismo lingüista que es cierto que existe, pero que se debe erradicar de forma adecuada, seria y rigurosa.
El feminismo como movimiento para defensa de los derechos de la mujer ha dado grandes pasos a lo largo del siglo XX y del actual en temas en los que hacía falta un cambio de legislación que regulaba los derechos de la mujer como fueron el conseguir el derecho al voto femenino, la incorporación de la mujer en la vida laboral de forma masiva y a los estudios universitarios; la posibilidad de que la mujer pudiera acceder a profesiones antes solo reservadas a los hombres y altas cotas de libertad de la mujer en su vida personal, familiar y social. Sin embargo, quedan aún temas que necesitan una modificación no sólo en la legislación, sino en su puesta en práctica que muchas veces contraviene lo legislado en las leyes laborales con diversas estratagemas como sucede en la verdadera igualdad salarial entre hombre y mujer en un mismo puesto de trabajo que hasta ahora no se resuelve de la forma justa y necesaria con detrimento para la mujer, lo que es necesario reformar y exigir su estricta aplicación.
Sin embargo, todos estos intentos absurdos y esperpénticos de confundir la lucha por los derechos de la mujer con el “lenguaje inclusivo”, y decir “miembros y miembras”, “trabajadores y trabajadoras”, “españoles y españolas”, es echar una cortina de humo a los verdaderos problemas de la mujer que no tienen nada que ver con el uso de un género gramatical u otro al hablar de ambos sexos conjuntamente, sino con problemas reales que necesitan unas actuaciones de los organismos públicos competentes, de los diversos agentes sociales y de toda la sociedad en su conjunto.
El “lenguaje inclusivo” solo sirve para que se tome a pitorreo los problemas aún existentes de la mujer y su desigualdad real en muchos aspectos en comparación con el hombre, y que las desigualdades injustas y reales queden sin resolver porque quedan tapados por el marasmo del “lenguaje inclusivo”. Mientras, la feministas creen que decir disparates lingüísticos para darle “visibilidad” a la mujer es un logro y una solución y solo es, precisamente, todo lo contrario: convertir a la mujer en un motivo de chiste, chascarrillo y burla y darle la “visibilidad” de un escaparate para el escarnio .
No hay que confundir las reivindicaciones justas con los absurdos y chirriantes experimentos lingüísticos que solo sirven para contentar a necios que confunden el genero con el sexo y los problemas reales de desigualdad femenina con la estupidez, la frivolidad y la incultura disfrazada de feminismo reivindicativo que solo consiguen convertir la reivindicación en un circo mediático con payasadas incluidas.
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