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Alfonso VI y su reinado

 

Alfonso VI

Alfonso VI

 

Alfonso VI

L ALFONSO VI

--FIGURA SIEMPRE COMPARADA CON EL CID Y NO BIEN TRATADA EN LA FAMOSA PELÍCULA.

--ASIMILO SIN LUCHA EL TERRITORIO DE TOLEDO

--INTRODUJO EL RITO EUROPEO DE CLUNY EN LUGAR DE LOS AQUÍ EXISTENTES COMO EL MOZÁRABE.

--MANTUVO 19 AÑOS EN PRISIÓN A SU HERMANO GARCÍA.

--NO SE SABE EL PAPEL QUE PUDO TENER EN LA MUERTE DE SU HERMANO SANCHO.

(FAMOSA HISTORIA DEL JURAMENTO DEL CID)

Laura López Ayllón

Alfonso VI no fue el rey que la mayoría de los españoles conoció en la película filmada en España sobre El Cid, figura asesorada por Menéndez-Pidal, sino un rey que tuvo sus desencuentros con el Campeador, pero también promovió los fueros castellanos, avanzó la frontera de su época del Duero al Tajo, conquistó Toledo. De todo ello nos habla Gonzalo Martínez Díez, especialista en este campo de la historia.

Por otra parte José María Mínguez en su obra “Alfonso VI” nos cuenta que su trabajo permitió la reorganización interior en varios territorios confirmando los fueros como el de Sepúlveda, en los que se cambiaba la sociedad del momento.

Alfonso VI nació en 1043. Era el segundo hijo del rey de Castilla, Fernando I, y de doña Sancha, hija del rey de León, que tuvieron varios hijos: Sancho, el mayor, García, el pequeño y dos hijas, Urraca, con la que mantuvo un gran afecto y Elvira.

Al mayor ,Sancho le encomendó Castilla, a Alfonso León, y al tercero García, Galicia, desglosada de León, y a las dos hijas sendas ciudades, entre ellas Zamora, que fue para Urraca.

Fernando I que ya cobraba tributos o “parias” de algunos de los territorios árabes, que repartió, como hizo con el reino, entre sus hijos. Al mayor, Sancho, le correspondió Castilla y el cobro de las parias del reino de Zaragoza, García, el hijo pequeño, heredó Galicia y las parias de Badajoz y Sevilla, mientras que Alfonso junto al reino de León, también se hizo con los cobros de Toledo y Granada.

Los dos mayores, Sancho y Alfonso, no aceptaron el reparto y se enfrentaron en Llantada en 1068 y Golpejera, en 1072, batalla tras la cual el mayor venció a Alfonso y lo envió a Toledo, mientras que Garcia, al que derrotó en Santarem, fue enviado a Sevilla.

Sancho fue asesinado cuando sitiaba la ciudad de Zamora, pero aunque mucho tiempo se pensaba que fue Vellido Dolfos, (Ataulfo), hoy no se conoce con exactitud, aunque se sospechó de Alfonso y de su hermana Urraca

El regreso de Alfonso fue también el de su hermano García, pero este hermano fue convocado a una reunión familiar y luego, encadenado, fue conducido al castillo gallego de Luna, donde permaneció hasta su muerte, 19 años después.

 

 

Fuero de Sepúlveda

 

Los Fueros

Laura López Ayllón

La sociedad de comunidades campesinas de la línea existente en las fortalezas del Duero, de procedencia diversa romana, árabe, poblaciones del norte- surge el embrión de los primeros concejos en la Extremadura del Duero, que supondrán la consolidación demográfica, política y administrativa del territorio fronterizo.

El Fuero de Sepúlveda considera por ejemplo que son también habitantes de esta villa los pobladores de las aldeas de los alrededores, es decir no solamente los nacidos dentro de un núcleo habitado, y le da por tanto una entidad territorial y social con intereses comunes de ámbito económico. Es decir, Alfonso VI fue el gobernante que abordó la empresa de integrar las nuevas formas surgidas de los territorios, de modo que asumieran las realidades sociales que se estaban configurando.

Los fueros son las normas que regían una villa o ciudad concejil en las distintas manifestaciones de la actividad humana social, productora y comercial etc en lugar de normas de costumbres anteriores.

Esta forma fue completamente diferente a la anterior porque no se implantaron señoríos autónomos sometidos a la jurisdicción de la nobleza, sino que la autonomía era de los propios concejos bajo el control de la monarquía. Las más altas magistraturas de la villa debían ser elegidas por los propios habitantes, aunque posteriormente se nombraron “tenentes” regios encargados de la repoblación y del control político y jurisdiccional de los centros regionales. De esta forma la administración fue doble, la del “tenente”, representante del rey, y la del concejo, que iría tomando más fuerza.

De ahí salieron los primeros caballeros aldeanos que, unidos a los procedentes de la burguesía más enriquecida, se aproximaron a la aristocracia, lo que les acercó después a la nobleza de sangre.

 

 

Toledo

tOLEDO

 

Toledo

Laura López Ayllón

El reino taifa de Toledo era poderoso, pues contaba con 60.000 kilómetros cuadrados, y había sido la capital del antiguo reino visigodo, lo que le daba un valor simbólico que podía provocar, como así sucedió, reacciones desesperadas en el resto de Al-Andalus, que, tras su conquista pidió ayuda a los almohávides.

Era la capital de la Marca Media, por donde pasaban todas las vía de comunicación y comercio entre la meseta, la zona levantina y los valles del Ebro y del Guadalquivir. El famoso geógrafo árabe al-Idrisi, afirmaba que la ciudad estaba a sólo nueve jornadas de Córdoba, Lisboa, Jaca y Compostela.

La conquista de Toledo significaba un gigantesco salto hacia delante pues era una ciudad con 28.000 habitantes, mientras que otras como Burgos no pasaban de los 2.000. Entre su población la ciudad contaba también con comunidades importantes de musulmanes y mozárabes.

Las crónicas del siglo XIII nos cuentan un episodio novelesco que nos narra que estando en la ciudad cuando se refugió en ella huyendo de su hermano, se encontraba descansando bajo un árbol oyó la conversación de al-Mamun con algunos de sus caballeros a los que preguntó como pensaban ellos que podía ser tomada la ciudad.

Esta leyenda, que evidentemente es falsa y esta elaborada con posterioridad a la conquista, nos cuenta que los consejeros dijeron que Toledo caería si se le quitaba durante siete años el pan, el vino o la fruta, o sea, la Vega que surtía de comida la ciudad junto a las comarcas de La Sagra o La Sisla.

No hay noticias, nos dice Martínez Díez, de grandes combates, ni de como AlfonsoVI hizo saber a Al-Qadir, el nieto de Al-Mamud que entonces ejercía el poder en Toledo, su intención de hacerse con la ciudad y estima que lo más probable es que, no de muy buena gana, el responsable del poder cediera y convenciera a los habitantes de que no existía otra salida al acoso del rey leonés cuando aquel invierno de 1084 a 1085 mantenía su ejército junto a la ciudad.

Juan Ruiz nos dice que la conquista de Toledo por Alfonso VI el 25 de mayo de de 1085, apenas quince días después de su rendición y tras tener varios años su ejército asediando la ciudad, ya no era la misma que había conocido el monarca leonés, pues en su mando estaba el nieto del gran al-Mamud, que no tenía la talla política de su abuelo.

En su etapa en Toledo bajo la dirección de Al-Mamud, Alfonso conoció el lujo de su corte y de sus palacios, en uno de los cuales existía una alberca con un pabellón cristal sobre el que descendía el agua. En este ambiente cultural toledano convivían eminentes músicos y poetas como el botánico Ibn Wafid o el astrónomo Azarquiel, que da nombre a uno de los montes de la luna.

Los avances culturales de la vida en Toledo durante el siglo XI no desaparecen tras la conquista cristiana de 1085, sino que dan lugar dos siglos más tarde a que Alfonso X tuviera en las casas de Galiana un observatorio astrónómico con bibliioteca especializada, sino también a lo que conocemos como “Escuela de traductores de Toledo”.

En el arte andalusí, comienza el protagonismo y el desarrollo de la yesería decorativa aplicada a la arquitectura, y el desarrollo de las artes suntuarias como los tejidos o la orfebrería. El palacio de la Aljafería de Zaragoza, único conservado de la época, nos da un ejemplo de la vida en estos palacios, donde se hacían juegos y concursos literarios, y se desarrollaba un cultura cortesana muy elaborada. Hoy se estudia de su vida cultural los antecedentes y orígenes del posterior movimiento literario de los trovadores y del amor cortés provenzal.

En esa época se produce el capítulo protagonizado por escritores, pensadores y científicos sefardíes con personajes como Ibn Saprut, Yehuda Ha-Levi o Ibn Gabirol.

Por su parte Juan Carlos Ruiz nos cuenta que Alfonso VI mantuvo con las taifas de Al-Andalus una relación muy intensa no sólo por su estancia en Toledo, que le puso en contacto con la cultura árabe, sino también con otros territorios como Sevilla, de donde procedía la que fuera su última esposa, la princesa musulmana Zaida, nuera del rey poeta Al-Mutamid.

En el campo de la arquitectura Victoria Chico nos recuerda el asentamiento en la península del nuevo lenguaje arquitectónico y artístico – el románico-- y el nacimiento del mudejarismo como mezcla de la asimilación del arte musulman y el cristiano, hibridación del mundo cristiano occidental y de lo mejor de la creatividad islámica de ese tiempo.

 

 

Abadía de Cluny

Abadía de Cluny, Rectoría histórica Cluny, Rectoría histórica

 

Cluny y el Románico

Laura López Ayllón

Antonio D.Momplet nos dice que el reinado de Alfonso VI estuvo relacionado con varias iniciativas políticas conectadas entre sí como parte del proyecto real de europeización de sus reinos.

La primera iniciativa es la conexión con el monasterio borgoñón de Cluny y la orden benedictina, en aquel momento el poder más relevante del Cristianismo y la segunda la implantación en su reino de la liturgia romana en sustitución de la visigótico-mozárabe, lo que le hizo designar a numerosos benedictinos para sedes abaciales y catedralicias.

El tercer lugar es el desarrollo del Camino de Santiago como ruta esencial de peregrinación europea una de las claves de europeización de sus reinos y fundamental en la implantación del arte románico en la Península y el cuarto, según Antonio E.Momplet, su propia política matrimonial, pues sus primeras esposas fueron foráneas como Inés, hija del duque de Aquitania, Constanza, hija del duque de Borgoña, Berta, italiana y Beatriz, hija también del duque de Aquitania. Sólo la última Zaida, Isabel tras su conversión, proviene del mundo árabe.

El último proyecto de europeización de Alfonso VI culmina con la expansión territorial hacia el Sur que culmina con la reconquista de Toledo, pues significa a partir de ese momento, una afirmación en el control del territorio al norte del Sistema Central y propiciará un asentamiento y un desarrollo de la población necesariamente ligado al de la arquitectura.

Dado que su único descendiente varón era Sancho, hijo de Zaida (Isabel), había fallecido, su sucesora sería su hija Urraca, viuda de su esposo Raimundo de Borgoña y que le había dado dos nietos, uno de ellos Alfonso, el futuro Alfonso VII.

 

 

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