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¿Pedro Sánchez contra Felipe VI?

Pedro Sánchez y Felipe VI

Pedro Sánchez y Felipe VI

 

¿Pedro Sánchez contra Felipe VI?

Marcelino Lastra

El pasado 8-9-23, el Defensor del Pueblo respondió a una reclamación interpuesta por el abogado Guillermo Rocafort.

En su respuesta puede leerse:

“Los resultados provisionales facilitados el día de la votación por la Administración convocante del proceso electoral carecen de toda vigilancia o supervisión por parte de la Administración electoral, la cual, aun cuando pueda servirse de dichos resultados para cotejarlos con los que resulten del escrutinio oficial que le corresponde hacer, nunca puede sustituirlos, sino que debe realizar su recuento conforme a las actas proporcionadas por las respectivas mesas electorales (…)”

En ese fragmento, el Defensor del Pueblo hace dos afirmaciones capitales: Una, que los resultados provisionales carecen de toda vigilancia o supervisión por parte de la Administración electoral; dos, que los resultados provisionales nunca pueden sustituir al escrutinio general, cuyo recuento debe realizarse conforme a los datos reflejados en las respectivas actas electorales.

En pocas palabras, las Cortes constituidas a raíz del 23-J apestan a ilegalidad, precisamente porque las Juntas Electorales Provinciales soslayaron la legislación, algo dificilísimo de entender.

El Defensor del Pueblo manifestó su falta de competencia para impugnar el resultado electoral, pues los legitimados para hacerlo son los partidos políticos, asociaciones, federaciones, candidatos, coaliciones que hayan presentado candidaturas y los representantes de las candidaturas concurrentes en la circunscripción. Sorprendentemente, los partidos políticos decidieron sumarse al…..-difícil calificar lo acaecido-.

Las redes sociales no han dejado de informar sobre un supuesto enfrentamiento entre Felipe VI y Pedro Sánchez. No abundaré sobre ello en este artículo. Qué fácil hubiera sido no llegar a este papelón institucional. Qué sencillo evitarle al rey un encontronazo que, de ser cierto, podría ahondar la división entre los españoles. Qué lástima da ver a Feijoo mendigando un plato de lentejas imposible. Qué bochorno ver a Yolanda Díaz genuflexa ante un prófugo de la justicia. Qué perplejidad escuchar a Abascal decir que si Sánchez pactara con Junts se lanzaría a convocar no se sabe a cuánta gente. Qué incalificable escuchar a Aznar llamar a la movilización de la sociedad civil. Qué indignante la respuesta de la portavoz del Gobierno………..

Señores rebeldes de tirachinas, todo esto nos lo hubiéramos evitado de haber exigido el escrutinio general y no haber ordenado a sus apoderados en las Juntas Electorales Provinciales que dieran su conformidad a algo inaudito ¿A qué jugaban entonces, y a qué ahora?; ¿primer y segundo tiempo de un mismo juego? Cuando Aznar habla de movilización, ¿a qué se refiere? ¿A convocar a la gente a una manifestación cantando el Viva España? Y los del partido del “Sólo quedo yo”, ¿qué proponen; entonar Resistiré? ¿De verdad piensan parar así la subversión del orden constitucional? ¡¡¡Señores diputados de dudosa legalidad!!! ¿Por qué dieron por buenos los resultados provisionales del 23-J? Respondan, ¿por qué?

Este es el hecho clave de todo lo que suceda a partir de ahora. Estamos ante un cúmulo de incoherencias y disparates ¿Indolencia? ¿Desidia? ¿Evitar meterse en líos? ¿Y si la explicación estuviera en la Agenda 2030? ¿En cómo alcanzar sus objetivos con la menor contestación posible? Veamos:

¿Cuál es el programa de Gobierno de prácticamente todos los ejecutivos del llamado mundo occidental incluido el Vaticano?: La Agenda 2030?

Sabemos que tanto el PP como el PSOE se comprometieron a apoyarla. Sánchez dijo que en ella estaba su plan de Gobierno y destacados miembros del PP la han respaldado; García Margallo la definió como “el Evangelio”. La implantación será dura: Implicará la destrucción del sector primario; más desindustrialización; limitación del desarrollo cuantitativo del turismo….En pocas palabras: Disminución de la actividad económica; por tanto, empobrecimiento. Paralelamente, se establecerán medidas de control social. Recordemos el intento de vacunación obligatoria de Feijoo durante el evento Covid-19. El pasaporte sanitario al que aspira la UE; el seguimiento de la huella de carbono de cada uno de nosotros; la modificación de los hábitos alimentarios: el aceite de oliva ya es un lujo, pronto lo serán otros alimentos antes comunes en nuestras mesas; los insectos ya están en chocolatinas, cacaos en polvo, etc. En el RU ya se comercializa carne humana como alimento fabricado a través de células madre, una forma de normalizar una especie de canibalismo; en Suecia, la técnica de la ventana de Overton puso sobre la mesa la viabilidad de ingerir los cadáveres por el bien del planeta. No es una alucinación distópica; la distopía ya está aquí. Al mismo tiempo se pondrán en marcha las ciudades de 15 minutos, cuyo alcance no acabamos de vislumbrar.

Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, y Klaus Schwab, Presidente del Foro Económico Mundial, han acordado acelerar la implantación de la Agenda 2030. En España, ese aumento de la velocidad sólo será posible por dos caminos: Uno, mediante un ejecutivo similar al actual; dos, mediante un acuerdo entre PP y PSOE.

Desafortunadamente, en España, el objetivo de la Agenda 2030 lleva un pesado compañero de viaje: la reorganización de la estructura territorial del Estado; la cacareada federalización asimétrica. El PSOE es lo que siempre quiso. El PP lo aceptará, sería la forma de encajar a Cataluña en España -recordemos las palabras recientes de Feijoo-. Una parte de los independentistas, también, al menos de momento -siempre la espada del de momento- aunque deberán aparentar que no, podrían perder prevalencia ante la facción más extremista. Faltaría convencer a la opinión pública. Para conseguirlo habría que tensar la cuerda.

En 1934 Franklin Delano Roosevelt sufrió una cadena de huelgas en EE.UU. Ante las reivindicaciones del sindicato de camioneros, Roosevelt les dijo que paralizaran el país para justificar las concesiones ante la opinión pública. La manipulación del pueblo “soberano” ha sido y es moneda corriente. Se presenta a la gente una situación insostenible, caótica, previamente pactada con el otro contendiente; los beneficiados serán los dirigentes de ambas partes, que aparecerán como héroes ante los suyos.

En nuestro contexto, el elemento caótico sería la amnistía. Gracias a ella reaparecieron González, Guerra, Aznar, Cebrián. Todos defensores del federalismo asimétrico, pero salieron a la luz como adalides del estado de derecho y, cómo no, de la sacrosanta democracia, palabra mágica e hipnótica como pocas. Estemos atentos. No suceda que traten de justificar ante la opinión pública un pacto vil, una nueva rendición ante los sediciosos, disfrazada como un mal menor deseado por la mayoría.

Los enjuagues de este tipo no permiten tener bajo control a todos los involucrados, ya que no todos conocerán su existencia y, además, siempre habrá un grupo de exaltados difíciles de contentar y hartos de la estrategia gradualista, a pesar de los beneficios obtenidos, gracias al saqueo inmisericorde del resto de la Nación para enjugar sus sentimentales lágrimas de cocodrilo. El riesgo de que alguien rompa la baraja siempre existirá. Para evitarlo, o al menos reducir riesgos, la conformación preferida de gobierno sería una coalición PP- PSOE; la mejor fórmula para cumplir con los plazos de implantación de la Agenda con un nivel aceptable de rechazo popular.

En suma, todo gira en torno a la Agenda 2030: Su velocidad de implantación con la menor oposición posible; impulsar un acuerdo PP-PSOE como mejor alternativa; convencer a la opinión pública de la bondad de esta alianza como forma de evitar el desmembramiento de España y, a cambio: la estructura federal y asimétrica de un Estado plurinacional.

La alternativa patriótica del “sólo quedo yo”, al aceptar la contravención de la Ley Electoral haciendo suyos los resultados provisionales de Indra, ha sido neutralizada, independientemente de las poderosas razones que la llevaran a ello.