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Los celtas audaces

Los celtas

Los celtas 

 

Lod celtas audaces

LOS CELTAS O AUDACES.
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--LOS CELTAS ESPAÑOLES PROCEDEN DE LAS OLEADAS DE INDOARIOS DEL CENTRO DE EUROPA

--EN SU SOCIEDAD LA HERENCIA PASABA A LAS HIJAS.

--EN ESPAÑA TENEMOS EL 50% DE SUS CIUDADES O CASTROS EUROPEOS

--CERRABAN SUS SAUNAS CON PIEDRAS FORMOSAS

--SU COSTUMBRE DE TRATAR A LOS CABALLOS DIO LUGAR A LO QUE AHORA CONOCEMOS COMO RAPA DAS BESTAS

--SUS DIOSES PONIAN EN CONTACTO CON LA NATURALEZA LOS ARBOLES EL AGUA…..

Laura López-Ayllón

Siempre se dice que España es un país de íberos pero fueron los arios de centroeuropa los que llegaron desde el norte y ocuparon prácticamente toda la península, aunque se le llame ibérica porque fue este otro pueblo el que primero contacto con los romanos.

A los protoceltas se les relaciona con la cultura conocida como campaniforme, según el profesor y académico Martín Almagro-Gorbea y en España irrumpieron por el noroeste y se asentaron en las altas tierras de la Meseta y el Sistema Ibérico para “colonizar” el Valle del Ebro.

Para el profesor Almagro-Gorbea en la península se asentaron varios grupos de esa cultura, el más primitivo de los cuales ocupó las zonas occidentales y conservó una lengua precéltica que fue llamada “lusitano”.

Otro grupo posterior sería llamado “celtíbero” o rama principal de los celtas españoles y de él se conservan muestras de alfabeto en el bronce de Botorrita.

Los celtiberos españoles procedían de los campos de urnas, y llegaron en el primer milenio antes de Cristo asimilando a las poblaciones que ya existían en la península. El poeta latino Marcial, que nació en la ciudad celtíbera de Bílbilis, hoy Calatayud, consideró que los celtíberos eran un mezcla de íberos y celtas.

La historia de los celtas y los celtíberos y su distribución en la península se basa en fuentes escritas clásicas, griegas y romanas junto a los hallazgos arqueológicos, la numismática y la toponimia.

Los pueblos celtíberos se expandieron y “celtiberizaron” buena parte de la península a partir del siglo VI a.Cristo hasta ser frenados por Roma y absorbidos por la romanización. De esta manera podemos hablar de vacceos, arévacos, carpetanos….territorios cuya área de influencia correspondía con las actuales provincias de Soria, donde está Numancia, La Rioja, Guadalajara, la cordillera Ibérica y parte de Burgos.

El arqueólogo Bendala define su población o castro como un recinto pequeño, generalmente fortificado, situado en zonas altas o zonas con defensas naturales, como las costas gallegas. Los más grandes alcanzaron la categoría de oppidum y en ellos los cercos fortificados cuentan con puerta reforzadas, caso de la ciudad de Contebri da Carbica.

En las fases más antiguas el castro contiene casa redondas y aisladas que son un paradigma de individualidad, ausencia de coordinación y jerarquias sociales.
Estas casas son de un solo ambiente, ocasionalmente con vestíbulo y construidas con piedras y cubiertas de fibras vegetales. Los distintos ambientes estaban separados por unas tablas de madera con entramado vegetal cubierto de barro. En el zaguán se realizaban actividades como molienda, hilado y tejido y en el centro estaba el hogar central con un hogar de arcilla para preparar la comida y que se convertía por la noche con esteras desplegadas en un confortable dormitorio familiar.
Al fondo existía una zona de almacenamiento.

La estructura de estas casas se mantuvo hasta épocas avanzadas hasta que en la época romana se convierten en cibdades o citanias entre las que destacan las de Briteiros, próxima a Guimaraes, en Portugal, con sistemas urbanísticos más regulares y racionales, y calles más definidas.

A esta etapa corresponde también la utilización de elementos arquitectónicos adornados con sogueados, esvásticas y otros elementos geométricos.
Alberto J.Lorrio nos cuenta que sus necrópolis tienen sepulturas alineadas formando calles y con estelas, aunque también existió la costumbre en algunos casos de enterrar el cráneo dentro de la casa.

Existieron sacrificios humanos, pues para aplacar a sus dioses los celtas no dudaron en matar ritualmente a reos o prisioneros que eran ahorcados, degollados, ahogados o quemados vivos en recipientes de mimbre.

Sus ajuares funerarios, escudos, espadas... hablan de una sociedad guerrera con jerarquización social y creencias solares, que en la edad del bronce acabaron conformando el mundo celta.

La pirámide social celta estaba dividida en tres niveles. En la cúspide los druidas, especialistas en el conocimiento de la religión y el derecho, después la aristocracia guerrera y en tercer lugar los comerciantes y artesanos.

Los druidas, cuyo nombre significa “conocedor del roble” o “el que tiene conocimiento de lo sagrado” no eran célibes y podían tener bienes materiales pero con vida austera y retirada. En general estaban dedicados a disciplinas varias, entre ellas la jurisprudencia, la adivinación, la astrología y el conocimiento terapéutico de las plantas, además de ser los encargados de elaborar los calendarios lunares y de ser los guardianes de la moral, basada en el respeto a la tradición.

En la religión celta todos los seres vivos provenían de la Madre Tierra, y otorgaban especial atención a ciertos árboles , que consideraban que tenían la función de relacionar el mundo celestial con el terrenal.
Quizá por esta razón las ceremonias religiosas se celebraban en los claros de los bosques sagrados, en los lagos y en los ríos.

En la península el contacto de los celtas con los íberos y los tartésicos, enriqueció su cultura y produjo variedades que le hacen ser el mejor conjunto epigráfico céltico anterior a las tradiciones literarias irlandesas medievales. Según el lingüista Antonio Tovar la invasión más antigua de los celtas había traído una lengua indoeuropea“precelta” y otra posterior, la celtíbera, que se ha conservado en inscripciones en alfabeto ibérico y latino, y que es más antigua que el galo, el goidico de Irlanda o el britónico de Bretaña.

Vestían hermosos ropajes con motivos ajedrezados, usaban el pantalón ancho atado con un cinturón de cuero provisto de hebilla de metal y se cubrían con sayos o mantos de lana que sujetaban en el hombro con fibulas. Se adornaban con ricas joyas, en las que se representaban de animales y plantas en vistosos esmaltados.

Para los celtas la vida no se acababa en este mundo, sino que existía un más allá, donde mantenían los recuerdos de su existencia anterior y se ponían en contacto con sus parientes. Por esta razón junto a los ajuares funerarios se han encontrado a veces mensajes para los anteriores fallecidos.

Sus creencias religiosas eran ancestrales, de origen indoeuropeo, como ofrecer armas a las aguas, una costumbre asociada a ritos funerarios que pervivió entre los celtas. Tenían también “altares rupestres” como los de Ulaca, en Avila, o Peñalba de Villastar, en Teruel, que se asocían al dios céltico Lugo Cabeco de Fragoas, cuyo ritual alude a un ritual de sacrificios de toros, ovejas y cerdos. El substrato religioso incluía la práctica de sacrificios humanos y tenían divinidades con nombres como Bandua,Cosus o Navia, cuya etimología y características permiten considerarlas celtas.

El número de sus dioses era grande, pero destaca Lug, relacionado con el conocimiento, Teutates, protector del comercio, Cernunnos, dios cervico señor de todos los animales, Tarannis regía los fenómenos atmosféricos y la guerra y Epona era una diosa de la fertilidad identificada con una yegua.

La cultura celtíberica en contacto con el mundo ibérico asimiló elementos mediterráneos y culminò a partir del siglo III con la aparición de la vida urbana-

u OPPIDA, poblaciones fortificadas de tipo urbano como centro político y administratico de un territorio cada vez más amplio y jerarquizado, que llegó a alcanzar las 10 hectáreas y hasta 400 o 500 habitantes

En las oppida las armas tienden a desaparecer como símbolo de estatus y son sustiuidas por torques, joyas y vajillas suntuarias. Aparece la escritura para el pago de tasas y tributos, así como las calles rectas del modelo ibérico, caso de Botorrita, en Zaragoza.

El celta tomaba como comida base una papilla de avena con una cerveza más fuerte que la actual, pero cultivaba hortalizas y cereales y criaba porcinos y bobinos, y era absolutamente hábil para conservar alimentos por medio de la salazón y el ahumado.

El legado celta se muestra en la península en ritos de nuestro folclore que provienen de este pueblo como las hogueras de San Juan, el Arbol de Mayo o el poder curativo de las fuentes santas, así como el nombre celta mantenido en las lenguas romances para elementos del carro y aperos, o la cerveza, del nombre celtico Cerevisia.

Celtíberos fueron los arévacos, belos, titos, lusones y pelendones y en algunos sitios como en el Llano se encontraron fíbulas, anillos, discos perforados, hebillas , cuentas de pasta vítrea y pulseras de vídrio de varios colores, y hasta alguna pinza de depilar o instrumentos para la ganadería como tijeras de esquilar y cencerros.

En los usos de la carpintería también aparecen clavos, abrazaderas y herrajes y en cuanto a la elaboración textil peines cardadores, agujas, fusayolas y pesas de telar.

INVENTOS CELTAS

MODIFICACION DEL ARADO. Sustitucion de la reja de madera por otra de hierro, más penetrante y duradera.

SEGADORA. La segadora celta, empujada por una mula, estaba formada por un cajón con ruedas, en cuya parte anterior una fila de dientes metálicos cortaban el cereal a medida que se avanzaba. Su uso requería la ayuda de dos hombres, uno para conducir el animal y otro que apartara el cereal cortado.

ESPADA CELTIBERA. Estaba rematada en punta, con un largo de 40 o 50 centímetros de hoja y hasta 60 de longitud total. Era muy eficaz en el combate de cuerpo a cuerpo y los romanos la adoptaron.

PANTALONES. Eran característicos de los celtas, que los llevaban anchos, y fueron adoptados por los legionarios romanos en su forma más ajustada.

EL TONEL. Recipiente de madera con tapa formado por duelas de madera unidas con aros de hierro ceñidos.
LA LLANTA. Aro de hierro adaptado a las ruedas de los carros para impedir su desgaste.

ZUECO. Calzado de madera que impide contactar con la lluvia y la humedad de los territorios en los que vivieron.

TORQUES. Collar abierto con forma de cuerdas trenzadas que se abría por presión hacia afuera de sus extremos. Eran símbolo del guerrero, que raramente se lo quitaba, y se elaboraban de oro o bronce, raramente de plata. Por otra parte proporcionaban cierta protección a la yugular en caso de lucha.

JABON. Elaboraban un jabón con grasas animales perfumadas y crearon un preparado para el cutis femenino y una crema para aclarar el pelo de los hombres con agua y cal.

UNA CIUDAD QUE SE ENFRENTO A ROMA Y EL CREADOR DE LA GUERRILLA.

Una ciudad Numancia y un héroe como Viriato representan el primitivo mundo celtíbero español.

Numancia, junto a la actual Soria, era una ciudad del pueblo arévaco que representa la resistencia celtíbera ya que resistió mucho tiempo a los romanos con muralla, torreones, y cuatro puertas.

Su animal de compañía no era el perro, sino la ovejas, las cabras, los toros y los caballos, contaba con necrópolis y era próspera cuando el general romano Escipión la tomó el año 133 a.C tras una resistencia que hoy diríamos “numantina”.

La ciudad intentó obtener ayuda de los pueblos vecinos mediante el numantino Retógenes con otros cuatro compañeros, que pudieron saltar el férreo cerco del general romano pero al no obtener ayuda dejaron de resistir.

VIRIATO.

Lo conocemos como el creador de la guerra de guerrillas pero, según dicen los historiadores, ésta forma de actuar, que durante ocho años derrotó a los romanos, fue la utilizada por muchos pueblos indígenas, pero tras lo ocurrido en Numancia, Viriato le agregó el ataque o estrategia ofensiva de desgaste.

Nunca se planteó la conquista permanente del territorio sino el daño al ejército enemigo. Para ello dispersaba a sus seguidores en grupos pequeños para reagruparlos luego en sitios predeterminados. Los romanos no pudieron con él y sólo la traición consiguió su muerte, aunque parece que no es cierta la frase de los romanos a los traidores “Roma no paga a traidores”

Las investigaciones recientes no respalda que fuera un pastor ni un bandolero sino que se inclinan, según el historiador Fernando Quesada, y se inclinan más porque fuera ya un jefe militar de rango menor, por la estrategia y la táctica que empleó contra los romanos.

Por sus tácticas hoy se le atribuye la posible dirección de una cofradía militar de raigambre indoeuropea, ajenas a la sociedad ordinaria, grupos de guerreros que rehuyen la batalla campal ni las ciudades.

 

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