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España como excepción histórica
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España como excepción histórica
Marcelino Lastra
Unos días antes de escribir este artículo, un lector asiduo me comentaba que el proceso histórico de los habitantes de este planeta es el de su unificación paulatina bajo alguna forma de organización política, aún por determinar; pero que hacerlo ahora sería un suicidio colectivo, excepto para los grandes beneficiarios: las élites.
La distancia entre gobernantes y gobernados sería enorme, lo que haría imposible cualquier control de éstos sobre aquéllos. En la práctica, estaríamos a merced de la voluntad de autocontrol de los dirigentes y, hoy por hoy, la experiencia nos demuestra que los valores morales dominantes serían incapaces de construir élites virtuosas en las que confiar y a las que entregar nuestras libertades, ya suficientemente constreñidas, con la esperanza de que ejercieran el poder sin demasiados excesos. Hacerlo sería de un panfilismo político imperdonable.
Uno de los pilares de la teoría política moderna se basa en la separación de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial; algo, reconozcámoslo, muy difícil de conseguir, por más que lo repitamos cual mantra religioso y se escriban sesudos ensayos al respecto. Sin embargo, hemos aceptado con naturalidad que el poder se ejerza con amoralidad e, incluso, con absoluta inmoralidad, asumiendo la premisa británica de que lo primero son los intereses del Estado. Y como el ejercicio del poder no es abstracto, sino practicado por personas concretas, no habrá contrapesos capaces de neutralizar los abusos de políticos carentes de escrúpulos. Sin embargo, no siempre fue así.
El 22 de Enero de 1516, en el pueblo cacereño de Madrigalejo, un día antes de su muerte, Fernando el Católico firmó su último y definitivo testamento, a mes y medio de cumplir los 68 años. En él, uno de los personajes más importantes y trascendentales de la historia mundial dejó escrito:
Que su extirpe real no sólo no le eximía de la muerte, sino que sería digno de una mayor pena por parte de nuestro Señor Dios, si no hubiera actuado buscando el bien y el reposo de los reinos que le habían sido encomendados, para salud de su alma y descargo de su conciencia.
La vida de aquellos monarcas estuvo jalonada de decisiones cuya única finalidad fue la búsqueda de ese bien tan escurridizo llamado justicia.
Caso 1
Apenas dos años después de la partida del 2º viaje de Colón, arribaron a Sevilla cuatro carabelas con indios; unos, para aprender la lengua; otros, para ser vendidos como esclavos. Por cédula de 12 de Abril de 1495, los reyes aprobaron la venta en la región de Andalucía. Sólo 4 días después, los mismos reyes anularon la cédula precedente, desnudando sus dudas y manifestando su intención de consultar a letrados, teólogos, canonistas y, ojo, pedir a Colón una explicación sobre la causa del cautiverio de los indios. Esta decisión supuso el comienzo de un cambio de 180º sobre la servidumbre vigente en las Partidas, heredada del derecho romano. Este arrepentimiento revela la insatisfacción con la resolución adoptada. No dudaron en rectificar, y en su giro radical, España consideró a los indios equivalentes a los cristianos, aún sin serlo –es decir, sin haberse convertido-, creando una nueva categoría jurídica. Los indios fueron devueltos libres a su tierra.
El 16 de Septiembre de 1501, tan solo 9 años después del histórico 12 de Octubre de 1492, las Instrucciones Reales dirigidas a Nicolás de Ovando declararon libres a los indios y ordenaron que fueran respetados como buenos y leales vasallos de la corona. Isabel y Fernando habían vuelto del revés la historia del derecho existente hasta entonces. Y, todo, por una cuestión de conciencia. Sin necesidad de levantamientos ni regueros de sangre.
España acababa de romper el molde, por primera vez, en la manera de ver y tratar al otro. No sería la única.
Caso 2
En 1539, Francisco de Vitoria impartió dos clases magistrales en la Universidad de Salamanca; el asunto: la legalidad o ilegalidad de la conquista.
Nuevamente, por primera vez en la historia, España estableció, a través del gran catedrático, el derecho sagrado a la vida de toda persona humana; por tanto, ningún reino podía atentar contra el derecho natural de la vida amparándose en el principio de soberanía.
Para Carlos V y su legión de cortesanos flamencos, aquello resultó muy difícil de digerir. El 10 de Noviembre del mismo año ordenó el secuestro del texto de las clases magistrales y los apuntes en poder de los alumnos ¿Qué sucedió después? Un hecho trascendental que nos indica muchas cosas y nos ayuda a entender la paulatina españolización del monarca y emperador nacido en Flandes. Pasó algo inesperado y desconcertante, al menos para la mentalidad allende los Pirineos: La rectoría de la Universidad salmantina se negó a obedecer al rey. Sin inmutarse. Al monarca-emperador le cabían dos soluciones: tomar represalias o hacer la vista gorda. Carlos V tomó otra mucho más admirable: Hizo suyas las palabras de Vitoria y detuvo la conquista durante 5 años hasta asegurarse de que tenía justo título para continuarla y la forma de hacerlo.
He aquí la segunda excepción histórica de España. Por primera y única vez en la historia del mundo, un Estado –además el más poderoso de la época- se cuestionó si le asistía derecho o no a conquistar un territorio, y no uno cualquiera; uno vastísimo, de extensión desconocida.
Otra vez la conciencia, el marco moral vigente. El que motivó a Vitoria con sus argumentos, a la rectoría de la Universidad a no doblegarse y, finalmente, el que hizo que Carlos V recapacitase en vez de tomar represalias; algo insólito en cualquier otro lugar de Europa.
Caso 3
No era la primera vez que el todopoderoso emperador había escuchado con cristiana resignación a los sabios de aquella Universidad.
Poco tiempo después de la derrota comunera, en sus oídos retumbarían las palabras de otro grande, Martín Azpilcueta:
“El reino no es del rey, sino de la comunidad, y es ésta la que delega el ejercicio del poder en el monarca para que lo ejerza en favor del bien común”
Azpilcueta era un fervoroso defensor, junto a otros ilustres filósofos de la Escuela, del origen democrático del poder. Mientras en Francia o Inglaterra seguía vigente la teoría del origen divino de la institución monárquica, en España se defendía el origen popular, lo que más tarde daría lugar a la teoría del tiranicidio del Padre Mariana o de Suárez.
Los revolucionarios franceses adoptarían ambos planteamientos (el origen democrático del poder y el tiranicidio) Claro que los Robespierre y compañía se volverían locos en su aplicación.
Por este motivo los constitucionalistas de Cádiz no se sintieron herederos de la Constitución francesa. Conocedores del pensamiento español, reivindicaron ser continuadores de las fuentes patrias y no de las francesas.
Caso 4
En 1593, Felipe II estableció la jornada de 8 horas diarias, de lunes a viernes, repartidas al 50% entre la mañana y la tarde para aliviar los efectos del calor. Afectó a los obreros fabriles y de la construcción. La jornada de los mineros se fijó en 7 horas al día.
Esto es tan cierto como que la Tierra gira alrededor del Sol. Pero nunca nos lo han contado. Como puede verse, España entró por la puerta grande en los derechos laborales, sin contar la legislación que protegía a la mujer en general, a las embarazadas, en particular o a los niños. La ocultación de estas disposiciones ha llevado a la estupidez de llamar jornada inglesa al descanso consecutivo del sábado y domingo cuando, en realidad, debería llamarse jornada española.
Para proteger la salud de los mineros de América, se los proveía de dos alimentos básicos: la carne vacuna, para aportar energía, y la yerba mate, para combatir las toxinas características de la actividad minera.
Se dice, faltando a la verdad, que la jornada de 8 horas se estableció en España por primera vez en 1919, después de la huelga de la Canadiense en Barcelona, promovida por la CNT. Lo siento, pero no. Ni siquiera los obreros de la Canadiense consiguieron 8 horas con descanso de dos días semanales, sino de uno.
Qué movería a Felipe II, el monarca más poderoso de su tiempo, ha fijar una jornada laboral insólita y hacerlo sin presiones de nadie, sin huelgas generales ni CNTs………. Hay que volver al testamento de Fernando el Católico para entender el fuerte compromiso moral de aquellos jefes de Estado. Hay que regresar a la Universidad de Salamanca y entender la defensa del ejercicio del poder en aras del bien común y del origen democrático de aquél.
¿Qué pasó después? Que se lo pregunten a la venerada Ilustración, al encumbramiento de su querido utilitarismo y a los liberales, expertos en escribir bonitos conceptos que todavía hoy no todo el mundo entiende.
Nuevamente, España fue una excepción histórica con muchos siglos de antelación.
Caso 5
Francisco Álvarez de Toledo, virrey del Perú entre 1569 y 1581, fue un organizador fuera de lo común. Su ingente tarea daría para escribir una larga serie televisiva. Voy a centrarme en su método para asignar los recursos de forma eficiente, evitando el despilfarro.
Al tomar posesión de su cargo se encontró con un inmenso territorio con problemas organizativos. Se necesitaba mucho dinero para reconducir la situación. El virrey advirtió la tendencia al derroche. No se podía seguir así.
Álvarez de Toledo exigió la detallada justificación de cualquier gasto desde la primera moneda. No aceptaría el aumento automático del gasto basado en el realizado en periodos anteriores. Había que optimizar los recursos.
Hoy, a su método, las escuelas de negocios lo llaman presupuesto en base cero. Y, claro, cómo no, ideado por las lumbreras anglosajonas. Pues no.
Con satisfacción personal, he de decir que descubrí este método del virrey leyendo sus ordenanzas. Desconozco si alguien más se habrá percatado. Sí existe documentación descubierta sobre la utilización del método “en base cero” por la administración imperial en el siglo XVIII. Puedo asegurar que Francisco Álvarez de Toledo ya la utilizaba en el siglo XVI.
Nuestro hombre nació en Oropesa y murió en Escalona. En 11 años y 5 meses convirtió al virreinato del Perú en una unidad política y administrativa organizada y próspera. Lima comenzó a despuntar para ser después una de las ciudades más ricas y bellas del mundo occidental, junto con México. Solo 11,5 años. Lo que nos demuestra la capacidad y rapidez trasformadora del talento cuando está acompañado por la virtud del sentido del deber y apoyado por su superior.
Caso 6
Uno de los aspectos que suelen aludirse al hablar de la solidaridad intraCEE o UE es el relativo a los fondos de compensación o estructurales dirigidos a ciertos Estados miembros como forma de impulsar el equilibrio territorial.
El antecedente de esta práctica está en los llamados “situados fiscales” del Imperio español.
Situado significa, en este contexto, una carga o impuesto establecido sobre algunos bienes producidos. Se trataba de instrumentos fiscales de ayuda mutua. Los territorios más prósperos fiscalmente enviaban remesas a los menos ricos.
“España construyó un complejo y original sistema geopolítico, administrativo y fiscal que no tenía precedentes en la historia universal. Dicha complejidad manifiesta la combinación de entidades territoriales que formaban una red no homogénea (…) Gracias a esa malla que soldaba de las Filipinas a Acapulco, del Caribe a los fortines de Texas, California y Florida, del Río de la Plata al Perú y de todas las Américas a Europa, el imperio hispánico creó la mayor unión monetaria y fiscal del globo” (El secreto del imperio español: los situados coloniales en el siglo XVIII)
Para no extenderme más en este asunto, sólo añadir algo también desconocido: A la hora de buscar un paradigma inspirador para la construcción de la UE, el modelo de referencia más claro fue precisamente el del imperio español; así surgieron los fondos de cohesión (los situados imperiales); así surgió la necesidad de una moneda común: el euro (el real de a ocho imperial). Hoy, la UE está formada por jugadores de mus, donde los más poderosos son los más hábiles haciendo trampas.
En su libro “La lucha por la justicia en la conquista de América”, el historiador estadounidense Lewis Hanke, especializado en la conquista del Nuevo Mundo, afirma:
“La conquista de América por los españoles no fue sólo una extraordinaria hazaña militar (…) sino, a la vez, uno de los mayores intentos de hacer prevalecer la justicia y las normas cristianas en una época brutal y sanguinaria”
Por su parte, el argentino Marcelo Gullo, profesor de Ciencias Políticas, manifiesta en su recién publicada e indispensable obra, Madre Patria:
“En aquella España premoderna, el poder no era la medida de todas las cosas. Tampoco lo era la riqueza. Para España sería bueno, no tanto lo que diera poder o riqueza, sino lo que fuese justo. Ni antes ni después, ninguna unidad política actuaría de esa manera (…) En Salamanca germinaron las semillas del Derecho Internacional y de los Derechos Humanos, pero derrotada España por la modernidad anglosajona y conducido el proceso histórico por el imperialismo inglés, la riqueza y el poder se convertirían, hasta nuestros días, en la medida de todas las cosas”
El día en que la idea de justicia sea algo concreto, material y presida la pirámide de un marco moral asumido por la comunidad internacional, especialmente por sus élites, será el momento de comenzar a dar forma política al proceso de unificación de los habitantes de la Tierra. Estamos muy lejos de ese momento. Una unificación donde el poder y la riqueza son la medida de todas las cosas sería una cárcel; un suicidio fruto de un idealismo irracional. Algo así como el que se enamora de quien no debe porque ve lo que no existe; sencillamente, porque está enamorado del amor.
No será el mundo anglosajón quien enarbole la bandera de la justicia; tampoco el chino ni el musulmán. De las grandes civilizaciones existentes, únicamente la hispánica tiene el sustrato suficiente para llevarla con determinación –historia dixit-. Hacen falta dos condiciones: sustituir a las élites actuales, borrachas por el poder y la riqueza, para quienes la justicia es un mero envoltorio embaucador, y articular una forma creativa de acción conjunta entre los diferentes pueblos hispánicos.
Aunque algunos no lo crean, este proceso ya ha comenzado.
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