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Paseo hasta los Cuatro caminos (continuación)

Bar chumbica

Bar chumbica

 

Paseo hasta los Cuatro caminos (continuación)

. Continuación. 
Antonio Machado Sanz 
Los dos amigos llegaron hasta el número 8 de la Glorieta de los Cuatro Caminos y se detuvieron junto a un quiosco de prensa y un local en obras que, anteriormente, fue un Banco. 

-En ese lugar estuvo el Chumbica-Bar, famosísimo en el barrio -comenzó a relatar Jacinto.

-Esa historia no la conozco, -dijo Rafael- cuenta, cuenta.

-Por los años ochenta del siglo XIX, en esta esquina, un tal Julián Sanz puso una tienda de ultramarinos. ¡Jamás pudo imaginar el auge que tomaría este cruce de caminos! En aquellos tiempos era el final de la Villa. Años antes se había creado el Ensanche de Madrid, conocido como el Plan Castro. 

En la primera década del siglo XX, el señor Sanz inauguró su Bar Chumbica. En poco tiempo el establecimiento se convirtió en un centro de reunión y negocios en donde se compraban y vendían toda clase de artículos, desde coches a muebles, pasando por casas, además de alquileres de locales. 

Todo el que quería comprar o vender algo pasaba por el Chumbica. 

Su gran terraza era utilizada por los vecinos como merendero. 

Además, era conocido por sus precios económicos. ¿A que no sabes que era lo más barato que servían? 

-Ni idea -replicó asombrado Rafael.
 
-El vaso de recuelo con puntas, a diez céntimos de peseta, en aquellos años 20. 

-Del recuelo sí que había oído hablar -replicó Rafael-. Era famoso en todo Madrid, era la segunda cocción del café, ¿y las puntas?
 
-Eran los restos de pan, -respondió Jacinto, y continuó con su parlamento-. El día 7 de enero de 1920, se incendió la droguería que junto a un restaurante llamado “La Perla” y el Chumbica, formaban la manzana.

Unos dependientes de la droguería se encontraban realizando un preparado para suelos de madera, cuando una chispa incendió el material. Un pavoroso incendio destruyó los tres negocios. 

Cuentan las crónicas que los vecinos ayudaron a retirar todos los enseres de los negocios, y que Alfonso XIII, que pasaba por allí en su automóvil biplaza, se apeó y curioseó el accidente. 

Como sería de conocido el establecimiento de Julián que en 1927 la Compañía Telefónica Nacional de España, fundada dos años antes, para enseñar a sus posibles clientes el manejo de sus aparatos, dispuso mesas para hacer demostraciones en los locales más importantes de Madrid. 

Uno de ellos fue el Chumbica, donde todos los días incluso los festivos, un empleado de la Telefónica enseñaba el funcionamiento de ayquellos modernos artefactos. 

Al comienzo de los años treinta, el nuevo propietario Régulo Finol, transformó el Chumbica, con nueva decoración y maquinaria americana, con la que tuvo graves problemas, que incluso fueron reflejados en la prensa de la época, Una de ellas, hizo que los vecinos protestaran por los olores y las humaredas. Según el propietario era un aparato para hacer excelentes postres, aunque los vecinos creían que sólo era una enorme freidora.
 
Estuvo abierto hasta 1957, eso sí, siempre con su quiosco de prensa delante, como ahora.
 
-¡Oye!, ¡cuánto sabes! -continuó Rafael-. No sé si recuerdas que cuando hablamos, hace ya tiempo, de la traída de aguas del Canal de Isabel II y de su inauguración el 24 de junio de 1858, la primera ubicación  de la fuente fue en esta plaza de Cuatro Caminos, de forma provisional la trasladaron a la calle San Bernardo. Cuatro años más tarde la llevaron a la Puerta del Sol y volvió el año   1912 a su lugar definitivo, aquí, de donde no debió salir.

En los años 30 del Siglo XX, fue desmontada; todavía se conserva su surtidor de 17 metros de altura, en el estanque junto al Palacio de Cristal de El Retiro  y su pilón en la entrada por el Puente del Rey a la Casa de Campo. 
Otro día tenemos que visitar el antiguo Hospital de Maudes. 

-De acuerdo, me informaré sobre él, -sentenció Jacinto.  
 
 
 

 

 

Edición nº 58, enero/marzo de 2022