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Richard Klinkhamer, el escritor homicida

Richard Klinkhamer, el escritor homicida

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Richard Klinkhamer, erl escritor homicida

Richard Klinkhamer

El escritor del género policíaco que convirtió en novela el asesinato real de su esposa en una narración truculenta y horripilante.

Ana Alejandre

En 1992, un año después de la extraña desaparición de la esposa del escritor holandés Richard Klinkhamer, especializado en el género policial, le entregó a su editor, Willem Donker, un pequeño pero respetado editor holandés, lo que podría ser su nuevo libro. El autor ya tenía dos títulos publicados.

El editor se dispuso a leer dicho manuscrito y este le despertó una gran expectación. La mujer de Klinkhamer, Hannelore (43), había desaparecido doce meses antes sin dejar ningún indicio de su paradero y la trama de la novela trataba de las siete maneras en que el protagonista del escrito podría haber asesinado a su esposa y, después, hacer desaparecer el cuerpo. El título de la novela era en sí mismo escalofriante: Miércoles, día de albóndigas (o, según otra traducción, Miércoles, día de carne picada).

El texto fue considerado de poca calidad por el editor y demasiado macabro para ser publicado. Pero lo cierto es que la lectura le despertó las peores sospechas y la duda de si la imaginación del escritor tuviera algo mucho que ver con la realidad.

La novela a la que calificó The Guardian como, " una exploración espeluznante y detallada de siete formas en que Klinkhamer podría haber matado a su esposa, Hannelore. En uno de los escenarios descritos en el libro, se deshace de su cuerpo metiéndolo en una picadora y alimentando con él a las palomas".

El editor empezó a intuir que el escritor podía ser un criminal: la esposa del autor había desaparecido hacía doce meses. Cuando le preguntó al escritor si él la había matado, este le respondió: que aún no era tiempo de hablar de eso.

Naturalmente, esta trama siniestra y terrorífica llamó la atención a la policía que investigaba la desaparición de la esposa del escritor, pero al carecer del elemento principal que es el cuerpo de la víctima, para acusar al autor, a pesar de que había sido el principal sospechoso de inmediato. Pero, después de que el editor rechazara el manuscrito de Klinkhamer, por parecerle demasiado aterrador, y en apariencia autobiográfico, comenzaron a ser publicados diferentes fragmentos en la prensa clandestina holandesa, lo que convirtió a su autor en una pseudo celebridad literaria y, por ello, invitado a varios programas de televisión.

La casa que había sido ocupada por KIinkhamer y su esposa, cundo este se trasladó a Ámsterdam, una familia la adquirió y decidió reformarla. Una excavadora encontró un esqueleto enterrado debajo del piso del cobertizo, en el patio trasero. Los forenses demostraron que era dicho esqueleto del de la esposa del escritor, Hannelore, La policía detuvo, en el año 2000 al autor del terrible asesinato y éste confesó, admitiendo ser el autor del crimen.

La historia del propio escritor serviría para escribir una novela. Richard Klinkhamer nació el 15 de marzo de 1937 en Ermelo, Países Bajos, país antes llamado Holanda. Era hijo de un carnicero y su madre, como medio de subsistencia, después de finalizar la Segunda Guerra Mundial, se convirtió en una trabajadora sexual

Richard Klinkhamer no tuvo una infancia nada normal. Hijo de un carnicero, cuando solo tenía cinco años, presenció la violación de su tía y el asesinato de su tío. El trauma de ese hecho fue de tal magnitud que de adulto se decidió a escribir sobre crímenes, como una especie de catarsis para expresar en sus novelas el horror del que había sido testigo presencial en tan corta edad.

Cuando el inicio de la II Guerra Mundial, el autor y su madre vivían en Austria. fue nuevamente testigo de otros hechos que le marcaron psicológicamente. Su madre fue violada por un soldado nazi y, más tarde, tuvo un romance con un oficial de las SS alemanas.

Como su madre era prostituta, él escritor, por ser menor entonces, quedaba desamparado y era acogido en distintos hogares. Al volver junto a su madre a los Países Bajos, su progenitora fue castigada en público frente a su hijo, rapándole la cabeza. Castigo habitual a las mujeres que habían tenido relaciones con el enemigo.

Klinkhamer se alistó a la Legión Extranjera francesa, a los 19 años de edad, alistándose como voluntario al igual que otros muchos inadaptados sociales. Años después, el futuro escritor comenzó a escribir, No se consideraba un gran escritor, pero mostraba en sus escritos que deseaba crear una obra basada en la experiencia, a pesar de la crudeza de los hechos.

Contrajo matrimonio, aunque no existen datos del mismo, y poco después de divorcio de su primera esposa. Se convirtió en alcohólico y se trasladó a vivir a Ámsterdam, ciudad en la que conoció a su segunda esposa Hannelore Larentia Godrinon, conocida como “Hanny” por sus amigos. Nacida en 1948, tenía 30 años, once años menos que el escritor que tenía por entonces, 41 años. Ella se había enamorado profundamente de Klinkhamer y se sentían como almas gemelas. Ambos habían vivido experiencias traumáticas de violencia extrema durante su infancia.

Como una de esas extrañas casualidades del destino, la madre de Hannelore, María, viviría una dramática historia que se repetiría años más tarde en su hija. Y esa terrible experiencia fue que la madre de Hannelore fue asesinada por su marido delante de su hija cuando solo contaba 9 años. Sucedió el 15 de junio de 1957, cuando la madre de Hannelore fue empujada por las escaleras por su marido, después de haber sido golpada salvajemente con un martillo hasta la muerte. El cadáver quedó tendido frente a su hija que asistía horrorizada, al terrible acto de violencia.

Muchos años después, conoció al escritor, su futuro marido, cuando trabajaba como enfermera de niños en un hospital, lo que le comunicó a una amiga suya, diciéndole que había conocido a un hombre muy simpático que era Richard Klinkhamer, Divorciado y mayor que ella y afirmaba que lo pasaban muy bien juntos. Estaba entusiasmada con dicha relación y querían casarse y empezar una nueva vida juntos en un pueblo tranquilo. Hacían buena pareja y los dos tenían buenos trabajo. Ella continuó con su profesión de enfermera pediátrica y él se dedicó a escribir. Tenían amigos, salían con ellos y aparentaban ser una pareja normal y corriente. Los recién casados se mudaron a la pequeña población de Ganzedijk, en el noreste de Países Bajos.

A principios de febrero de 1991, repentinamente, Hannelore desapareció, Fueron esos mismos amigos los primeros en sospechar del marido. Klinkhamer esperó seis días antes de presentar la denuncia ante la policía porque su esposa había desaparecido. Afirmaba que él la había buscado y había encontrado su bicicleta roja tirada en una estación de trenes cercana a su casa.

Los amigos de Hannelore se indignaron: una amiga Janny Berkhemer, quien también trabajaba con Hannelore en el mismo hospital. afirmaba que el marido de la desaparecida no la buscaba en absoluto,

Hannelore Larentia Godfrinon vio cuando su padre asesinó a su madre, quien tenía 46 años cuando murió. Cuando Hannelore fue asesinada por su marido, tenía tres años menos que su madre cuando esta murió.













La policía había interrogado a los amigos y los conocidos de la mujer desaparecida y detuvieron a Klinkhamer. Primero lo dejaron en una celda, pero él negó constantemente en los muchos interrogatorios, haberla matado. También los inspectores de homicidios habían revisado infructuosamente la casa donde vivía el matrimonio para buscar alguna prueba que pudiera demostrar que la desaparecida había sido asesinada. Los perros especializados en detectar el olor a cadaverina que buscaron en la casa no encontraron ningún indicio y los aviones F-16 de las Fuerzas Aéreas Holandesas habían colaborado en la búsqueda a través de los escáneres de infrarrojos que llevaban instalados, habían sobrevolado la zona alrededor de la casa donde vivía el matrimonio para poder descubrir posibles variaciones en el terreno, pero no encontraron nada. Solo le confiscaron al escritor un juego de cuchillos y una máquina industrial trituradora de carne. No había ningún indicio de que la hubiera utilizado para deshacerse del cadáver de su mujer. Por esa falta de pruebas, tuvieron que soltarlo porque no tenían nada con qué acusarlo.

El editor Donker describió a los investigadores como “incompetentes”., mientras el portavoz de la policía de Groningen, declaró que no habían encontrado ninguna prueba y, por tanto, no habían podido detener al escritor. Además, había vecinos que hablaban muy bien del sospechoso. Y afirmaban que era muy buena persona y que amaba a su mujer y sólo quería dedicarse a escribir libros.

Cuando fue liberado, Richard Klinkhamer siguió con su vida solitaria. Volvió a su casa donde escribía, creaba esculturas con osamentas de animales y bebía cerveza constantemente. Durante un cierto tiempo, jugó el papel de marido abandonado y dolido. Incluso, llegó a ofrecer una modesta recompensa a quien pudiera darle alguna pista sobre Hannelore, quien era para él “el amor de mi vida”.

Para entonces ya era un escritor un poco conocido por sus dos obras anteriores Obediente como un perro ( en la que él contaba que lo primero que le habían enseñado en la Legión extranjera era cómo matar a alguien y, lo segundo, cómo deshacerse de un cadáver de forma adecuada) y Hotel Rojo (una colección de cuentos cortos), Pero cuando ya había pasado un año desde la desaparición de su esposa, el escritor decidió escribir sobre lo ocurrido en una nueva novela, Por ello, estaba iniciándose, sin saberlo, en el género que hoy se conoce como true crime.

Como ya se ha mencionado, esta nueva novela era una narración en la que explicaba las siete formas distintas en las que el protagonista podría haber asesinado a su esposa, y la manera de deshacerse de su cuerpo. Miércoles, día de albóndigas, por tanto, era una espantosa colección de siniestras posibilidades de las que el propio escritor, según le dijo a su editor, los lectores deberían sacar sus propias conclusiones. Uno de los métodos más sangrientos era el que explicaba que había destruido el cuerpo de la mujer empujándolo con mucha fuerza al interior de una picadora de carne industrial, a fin de dar después sus restos triturados a las gaviotas.

Ante una obra tan siniestra y horripilante, Donker, el editor, se alarmó. Y empezó a sospechar que el escritor podía ser un criminal. Le preguntó, directamente, si él la había asesinado. La escueta respuesta de Klinkhamer fue que “no era tiempo de hablar de eso todavía”.

. Esas palabras le impresionaron al editor, quien le aconsejó convertir en novela una parte de la historia que tenía que ver con el arte. Hizo caso a ese consejo y publicó, en 1993, el tercer libro del autor que se llamó Rescate. Dicha novela narraba la historia de un hombre que decía haber robado unas pinturas de la galería Rembrandthuis de Ámsterdam, aunque las había escondido en el mismo edificio. De esta obra Vendió unas dos mil copias, una cantidad nada despreciable para el mercado del libro holandés de entonces. Aunque, como ya se ha dicho antes, el libro rechazado sobre el terrible crimen trascendió y llegó a la prensa local. que publicó párrafos del manuscrito de manera clandestina. El boca a boca funcionó perfectamente, dándole publicidad a la obra.. En 1994 lo invitaron a un programa sobre rumores de la televisión llamado Pájaros del Paraíso. Cuando el presentador le preguntó si había asesinado o no a su mujer, respondió, en un deseo de hacer más misterioso el siniestro asunto, que era posible y que los lugareños decían que la había cortado en trozos o tirados a un estanque”

Klinkhamer paladeaba su éxito y estaba entusiasmado con la repercusión de su obra. Todo parecía divertirle y estaba seguro de su impunidad hasta el extremo de cavar un pozo en su jardín y preguntarles a sus vecinos si creían que era suficiente su tamaño para enterar allí un cuerpo humano.

Pasaron seis años desde la desaparición de su esposa y Klinkhamer decidió abandonar el pueblo. Contrató a un abogado para vender la casa donde habían vivido, ya que la propiedad estaba a nombre de ella y para venderla era necesario declarar muerta a su esposa. Lo consiguió y comenzó a cobrar la pensión de viudedad. Se trasladó a Ámsterdam, en 1997, y se instaló en el barrio Bijlmermeer con una nueva novia. Se relacionaban en el distrito del arte y la literatura y disfrutaba ufano de su actual situación de figura de culto entre los mediocres escritores del género negro.

A su vez, los nuevos propietarios de su casa decidieron marcharse y vendieron la propiedad a una joven pareja con hijos pequeños. Fueron quienes decidieron reformarla y comenzaron por el jardín de unos 200 metros cuadrados. Decidieron derribar el cobertizo para ganar espacio. Al hacerlo, los obreros se encontraron restos esqueletizados de un ser humano. Dieron parte a la policía quienes hicieron llegar esos restos a los forenses para su estudio Dichos profesionales confirmaron que la dentadura pertenecía a la esposa desaparecida de Klinkhamer.

Con dicha confirmación la policía pidió el arresto del escritor. El jueves 3 de febrero del año 2000, Richard Klinkhamer (62), fue detenido en Ámsterdam.

Al día siguiente, el escritor confesó. Según su confesión los hechos acaecieron de la siguiente manera. El 31 de enero de 1991 la pareja discutió violentamente en su casa rural. Él la asesinó a golpes con una herramienta, probablemente una llave inglesa. Luego, cavó un foso dentro del cobertizo. La enterró bajo una gran cantidad de piedras y ladrillos. Luego, volcó el concreto. Listo, todo bajo tierra., Klinkhamer afirmó haber utilizado la técnica del compostaje para evitar el olor a carne podrida. Lo de la picadora de carne que se cita en la novela quizá solo fue producto de su imaginación para aumentar la escabrosidad de su siniestra novela.

El martes 19 de enero de 2016 Richard se suicidó de un disparo: tenía 78 años y llevaba cuatro meses padeciendo una grave neumonía.

Ese mismo año el escritor había sido e sentenciado a siete años de prisión por homicidio involuntario y por haber escondido el cuerpo de su esposa. A pesar de su condena fue liberado tres años después por buena conducta.

Su elección de morir parece haber tenido que ver más con su enfermedad pulmonar, su fallida carrera literaria y con sus delirios narcisistas que con cualquier otro motivo. Porque nunca mostró arrepentimiento por haber matado a quien decía amar ni mostrar el más mínimo sentimiento de culpa. El autor se convirtió en un personaje más, obviando así despertar en él como autor de dicho crimen, el horror de su letal acto y lo convirtió en un hecho de ficción que no se asume nunca como algo imputable a quien lo crea y escribe.

La realidad fue mucho más allá de la ficción, y esta impidió que asumiera su culpa, su arrepentimiento y su horror por aquel homicidio que saltó de la realidad a la ficción, por voluntad del doble autor del crimen real y de la historia ficcionada.