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Calle sangrienta

Calle de Antonio Grilo, 3, Madrid

Calle de Antonio Grilo, 3, Madrid

 

Calle sangrienta

A<ntonio Machado Sanz

Rafael y Jacinto, tratando de tomar su café diario en algún lugar apetecible decidieron acudir al centro de Madrid para observar el ambiente del que tanto hablaba la televisión.

Ya en la Gran Vía, después de recorrer la calle de San Bernardo, se detuvieron en la puerta del Hotel Emperador y Jacinto preguntó:

- ¿Has estado alguna vez en la cafetería de la entreplanta tomando algo? -

- No -Se limitó a decir Rafael.

Y Jacinto prosiguió con su relato.

-Yo estuve más de una tarde y alguna noche en el bar que había en ese piso.

Recuerdo al pianista, que amablemente, a petición de los clientes, desgranaba melodías conocidas de aquellos finales de los sesenta.

-Lo conozco muy bien sin haber pisado su moqueta -replicó su amigo.

- ¿Cómo, si no has estado nunca?

-Porque he visto todas las películas de José Luis Garci, sobre todo la serie de El Crak. Era allí donde se reunían Germán Areta y Don Ricardo, es decir Alfredo Landa y José Bódalo.

Subieron y se sentaron frente al gran ventanal, en el chaflán desde el que se divisan las dos calles, la Gran Vía y San Bernardo.
Pidieron dos cafés y no repitieron el pedido de “el viejo y el piojo”.

Una vez terminadas las anécdotas de ambos sobre el cine de Garci, retornaron hacía sus casas, por el mismo recorrido por el que habían llegado.

Al cruzar la calle Antonio Grilo, Rafael preguntó:

- ¿Recuerdas las historias de esta calle?

-No sé de qué me hablas. -respondió con gasto cansado Jacinto.

-Pues para comenzar -dijo con voz campanuda Rafael-, Antonio Fernández Grilo fue un poeta cordobés del Siglo XIX, que vivió en el número 24 de la antigua calle de las Beatas, ahora con su nombre, tiene un retrato en la Biblioteca Nacional de España, pintado, creo yo, por Bartolomé Maura, hermano de Don Antonio Maura.
Es una calle con multitud de curiosidades. en el número 8 estuvo el conocido Solar Maravillas, un huerto comunal a cien metros de la Gran Vía, que fue desalojado en el año 2021.
No te he traído hasta aquí para recordar eso, sino para mirar el número 3, una casa normal a primera vista, pero con una historia terrible.

Toda la calle ha sido un reguero de sangre desde tiempo inmemorial. Haciendo un breve resumen te diré que, en 1915, en la primera esquina asesinaron de un navajazo a un panadero llamado Antonio Gómez, ese mismo año encontraron restos de un bebé descuartizado y otras partes del cuerpo en las calles aledañas. En 1930 se tira desde un balcón, perdiendo su vida, Dolores Ruiz, de 50 años. Después de la guerra se descubrió, en el número 9, un cementerio de fetos, se cree que hubo un piso bajo, al que acudían para que les practicaran un aborto las mujeres con embarazos no deseados.
Te haré un breve resumen de las desgracias de la casa número 3.
En 1945 se encontraron a Felipe Braña, de 48 años, asesinado de un golpe en la cabeza, con un candelabro.
En el año 1964 una mujer da a luz un niño, lo mata y lo esconde en una cómoda, según la Revista El Caso, lo encontró una hermana de la asesina

- ¡Vaya calle y sobre todo su número 3! – exclamó su amigo.

-Pues aún falta lo peor y estoy seguro de que recordarás el suceso.
El día 1 de mayo de 1962, un sastre, José María Ruiz Martínez de 48 años, en el piso tercero D del número 3, asesinó a su esposa Dolores Bermúdez y a sus cinco hijos, con diferentes instrumentos, un martillo, un cuchillo, una barra de hierro y una pistola.
Una vez que asesinó a la familia, se asomó al balcón con dos de los cadáveres y gritó “he matado a todos” “los quería mucho”. Y pidió un sacerdote, pero cuando este llamó a su puerta se descerrajó un tiro.
Decían que la tragedia fue por deudas al construirse un chalet en la sierra.

- ¡Ah!, ya caigo! -dijo el asombrado Jacinto- pero no recordaba que hubiera transcurrido tan cerca de nuestro periódico Informaciones.

-La historia dio para varias ediciones de la Revista el Caso. continuó Rafael.

- ¡Vaya final navideño que me has dado! - concluyó Jacinto entre sonrisas- espero que hoy mi esposa no haya preparado para comer algo de casquería-.

Y continuaron hasta sus domicilios, impresionados todavía por la historia de la calle Antonio Grilo.

 

Edición nº 58, enero/marzo de 2022