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Pandemia y Transhumanismo
Transhumanismo
Pandemia y Transhumanismo
“Tan pronto como los hombres deciden que todos los medios están permitidos para luchar contra un Mal, entonces su Bien se vuelve indistinguible del Mal que se propusieron destruir” (Christopher Dawson)
Ängel Manuel Sánchez García
Los acontecimientos relacionados con la pandemia componen un escenario que hace unos años llamaríamos de cuasi ciencia ficción. Los cambios derivados de este pánico colectivo se adivinan revolucionarios. Como todo en la Historia, en la Ciencia y en la Biografía personal, son las causas y no las consecuencias las que descubren la esencia de las cosas. Es muy importante en todo análisis distinguir esencia y apariencia.
La guerra de hoy se llama REALIDAD frente a VIRTUALIDAD. La Humanidad está viviendo la primera pandemia tecnológica de su Historia. Toda la realidad está tratando de ser doblegada por unos nuevos medios tecnológicos que se han utilizado tanto para crear este nuevo virus como para combatirlo. Se persiguen el control social mediante el uso de inteligencia artificial y la reducción de la población mundial. Esta pandemia está atacando un pilar básico de la Humanidad: que no sea su Inteligencia natural, sino una Inteligencia Artificial la que lleve las riendas de su Historia.
Hablo abiertamente de que se está tratando de crear un nuevo orden mundial impulsado destacadamente por una nueva corriente de pensamiento de las élites económicas y políticas llamada Transhumanismo. Uno de sus precursores, Max More en su obra Transhumanism: a futurist philosophy (1990) lo define así:
“El transhumanismo es una clase de filosofías que buscan guiarnos hacia una condición poshumana. El transhumanismo comparte muchos elementos del humanismo, incluyendo un respeto por la razón y la ciencia, un compromiso con el progreso, y una valoración de la existencia humana (o transhumana) en esta vida. [...] El transhumanismo difiere del humanismo en reconocer y anticipar las alteraciones radicales en la naturaleza y las posibilidades de nuestras vidas resultado de varias ciencias y tecnologías [...]. “
Los planteamientos transhumanistas son sin duda muy chocantes pues se posicionan en un novedoso y radical cientifismo quepropugna el rechazo a la condición humana por limitada en su sentido biológico.
Es aquí donde hay que enlazar esta corriente con la aguda crisis de los humanismos que ha vivido la Humanidad desde finales del siglo XX. El Transhumanismo es un anti-humanismo que propugna la superación y relevo del ser humano biológicamente limitado, que debe ser superado por el ser humano tecnológico (ciborg), menos limitado, menos numeroso, menos depredador, menos humano. El Transhumanismo es la corriente rectora y en la que culminan otro tipo de Anti-Humanismos muy de nuestro tiempo. Todas estas corrientes comparten una visión negativa de la condición humana. Llamo AntiHumanismo al Ecologismo que mantiene la Dialéctica del enfrentamiento entre la especie humana y su ecosistema. Llamo AntiHumanismo al Animalismo que mantiene la Dialéctica del enfrentamiento entre especies. Llamo AntiHumanismo a la Ideología de Género que mantiene la Dialéctica del enfrentamiento entre géneros. Llamo AntiHumanismo a cualquiera otra corriente de pensamiento que valora negativamente la acción de la Humanidad en la Historia. Todas estas corrientes se basan para interpretar la Historia y los acontecimientos en una dialéctica marxista de enfrentamiento, y desembocan en un acusado pesimismo sobre la condición humana.
Un acuciante y sutil pesimismo antropológico permea en nuestra cultura. Los últimos ISMOS (ecologismo y animalismo), conciben el progreso humano como una amenaza para la conservación del ecosistema y del resto de las especies, se extiende la idea de que el ser humano, en sí, es el problema por el persistente empleo de su capacidad destructiva. La insatisfacción que genera la cultura de consumo, el exceso de información negativa, y la generalización de relaciones deshumanizadas, refuerzan la extensión y popularización de los ANTI-HUMANISMOS. Los anti-humanismos se gestan sutilmente de forma paralela a la posmodernidad y emergen a fuerza de las periódicas frustraciones que las utopías humanistas provocan, pero también a fuerza de la formidable expansión de la sociedad de la información. La posmodernidad los ha incubado, pues ha desarmado culturalmente al hombre contemporáneo (nudo de emociones) de su capacidad analítica, y racional y, de su pensamiento originariamente crítico. Este es el escenario filosóficode la pandemia, que ya no es solo un problema sanitario mundial, es también un problema de honda depresión civilizatoria.
Los Anti-Humanismos son corrientes auto-destructivas que están encontrando una formidable expansión en la pandemia, pues componen el pretexto para desarrollar medidas restrictivas de derechos y libertades fundamentales que van más allá de controlar y erradicar una pandemia. Llevan detrás la instauración de un nuevo orden mundial: Agenda 2030 “No tendrás nada pero serás feliz”
Este nuevo orden mundial se desarrolla en el contexto de una férrea Dictadura de las apariencias -con guión de pseudodemocracia- y de lo políticamente correcto -con guión anti-humanista-.
Bajo el pretexto sanitario, ecológico, progresista, cientifista y mediante una formidable campaña mediática se pretende fundamentalmente una reducción salvaje de la población mundial, el dominio de una élite económica que concentre los medios financieros y tecnológicos, una élite política que ejecute sus planes esencialmente corrupta, y una gran masa de población mundial a reducir demográficamente bajo mil pretextos, que sea súbdita de Estados colectivistas subsidiadores, abastecedores y represores.
Este escenario de ciencia ficción no es un disparate, como no lo son los horribles acontecimientos pandémicos de los que somos testigos: descarte sanitario de pacientes, abandono y maltrato psicológico de ancianos, aprobación de la ley de eutanasia precisamente en estas circunstancias, ruina de familias y haciendas, vacunación acelerada, dominio mental a través del pánico social. Todo ello está desembocando en un contexto de parálisis y apatía social, que acaba siendo también apatía moral. En este contexto de lucha por la supervivencia corremos un gran riesgo de deshumanizarnos.
Esta es la guerra que hoy libramos. Ante esta impúdica deshumanización de la que estamos siendo testigos, en la que desde la aprobación legal de la Eutanasia hasta la asunción de todo tipo de medidas restrictivas sin exigencias contundentes de transparencia y control sobre quienes dicen defender nuestra salud y realmente defienden su estatus, una parte de la sociedad críticamente activa, no reniega a pensar por sí misma, denuncia y se rebela, pues como dijo la santa y el santo “El infierno está lleno de bocas cerradas”.La protección y defensa de los más débiles, el compromiso moral y material con nuestras familias y comunidades, el auxilio recíproco, el respeto a la verdad, la exaltación de la bondad moral, el rechazo de la ignominia, de la hipocresía política y social y de toda maldad, la defensa de la libertad y la belleza, y toda causa noble que permita sacar lo mejor de nosotros mismos, reaniman la Humanidad que llevamos dentro y estaba dormida.
No vencen los más fuertes, vencen los más resistentes, y para eso es necesario encontrar aquello que nos ata a la Vida. Cuánta dignidad hay en la Humanidad que se entrega a esta noble búsqueda, la única en la que realmente nos jugamos la Felicidad y un mundo para ello humanizado y justo.
Luchamos porque hemos encontrado nuestro Sentido de la Vida, el de entregar lo mejor de nosotros mismos por salvar aquello que amamos. Es por ello que resistiremos más y una vez más en la Historia de la Humanidad, venceremos.
Feliz Navidad, Feliz Humanidad.
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