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Arthur Adamov

arthur Adamov

 

Arthur Adamov


El dramaturgo considerado el creador del “Teatro del Absurdo”, un referente obligado en la dramaturgia más vanguardista, desarraigado y provocador al que perseguía su pasado.


Ana Alejandre


Dramaturgo de origen armenio, cuya obra la escribió en lengua francesa. Nacido en Kislovotsk (población del Cáucaso perteneciente al territorio actual de Armenia) en 1908 y fallecido en París el 15 de marzo de 1970. Es autor de una rica y fascinante producción dramática que inicia, -junto a las obras de Samuel Beckett (1906-1990) y Eugène Ionesco (1909-1994) el denominado "teatro del absurdo"-. Está considerado como uno de los dramaturgos más originales e influyentes de la literatura contemporánea.

Hijo de una familia acomodada, tuvo desde niño una esmerada formación académica, bajo la influencia de la cultura francesa. La buena situación económica de su familia terminó dramáticamente cuando su progenitor, ludópata, gastó toda su fortuna en el juego, por lo que se vio obligado a malvender las escasas posesiones que le habían quedado y emigrar, en compañía de los suyos, a la ciudad suiza de Ginebra. De allí, los Adamov se trasladaron a Maguncia -por entonces, bajo el dominio francés- y, finalmente, se establecieron en 1924 en París, ciudad en el que el futuro escritor habría de adoptar su nueva nacionalidad francesa.

En París se introdujo en los ambientes surrealistas. En estos años publicó algunas poesías, pero abandonó la escritura muy pronto. A raíz del suicidio de su padre, en 1933, sufrió una honda depresión por su sentimiento de culpabilidad por lo mucho que había odiado a su progenitor. En esa década de los treinta, Adamov se dedicó a leer y ampliar sus conocimientos del teatro. También le influyó notablemente el estallido de la II Guerra Mundial y la ocupación alemana de Francia y su n 1933, el suicidio de su padre le sumió en una honda depresión, pues no lograba desprenderse de un tormentoso sentimiento de culpabilidad por lo mucho que había odiado a su progenitor. Durante aquella década de los treinta, Arthur Adamov continuó ampliando sus lecturas y conocimientos sobre el hecho teatral, aunque su dedicación completa a la literatura dramática la consiguió a partir de finales de loa década de las cuarenta y principios de los años cincuenta. Su vida cambió drásticamente a partir del inicio de l II Guerra Mundial y su ingreso en el campo de concentración de Argelès-Sur-Mer, acusado de haber realizado actividades contrarias al gobierno de Vichy. Poco tiempo después de conseguir la libertad conocido a una oven francesa, Jacqueline, con la que contrajo matrimonio.

Volvió a escribir en 1946, año en el que publicó su obra L’aveu (La confesión), texto provocativo y con un fondo doloroso que es un análisis inmisericorde de su crisis psicológica y espiritual. Al año siguiente, escribió su primea obra teatral La parodie (La parodia), influenciado por Strindberg.

Desde 1946, año decisivo en su obra dramática que inició entonces, hasta 1955, escribió nuevas obras de teatro, tratando los temas a los que la crítica denominó Nuevo teatro de la incomunicación o Teatro del Absurdo por lo que se convirtió en el referente del drama vanguardista y se le considera el creador del Teatro del Absurdo, En dichas obras se encuentra la expresión del rechazo de las estructuras impuestas por la sociedad y el daño que ello conlleva para cada individuo.

Sus personajes, aunque están poco definidos psicológicamente y carecen de una individualidad concreta, son los protagonistas de dramas que tratan del absurdo de la existencia, la soledad del hombre, la crueldad de las instituciones sociales, la tiranía impuesta por el amor paternal y el suicidio. Son ejemplo de esta etapa paródica las obras La invasión (1950), La gran y la pequeña maniobra (1950), La parodia (1952), Todos contra todos (1953), El profesorTaranne (1953), El sentido de la marcha (1953), y El reencuentro (1955).

Ya en 1955, bajo la influencia de Bertolt Brecht, a partir de su obra Ping Pong, de ese mismo año, se produjo cambio en su escritura, dejando de lado su atroz pesimismo de obras anteriores y cobrando su escritura una mayor significación social. Por ello, abandonó el drama determinista y concedió a sus personajes una mayor dimensión moral, lo que concede a cada individuo un margen de elección sobre su destino, abandonando la idea determinista, y por ello, concediéndole una capacidad de rebelarse contra un destino aciago y buscar así nuevas vías de salvación de la desdicha.

Está nueva etapa dramática se consolidó en su obra Paolo Paoli )1957) y en la adaptación que realizó de la obra Las almas muertas (1959) de N, Gogol y, posteriormente, se hizo radical en sus últimos textos como son Primavera del 71 (1960), La política de los residuos (1965), Don Moderado (1968) y Off Limit (1969).

También, cultivó el ensayo, y expuso sus ideas en una colección de textos ensayísticos publicada en 1964, titulada Aquí y ahora. Además, son de destacar sus adaptaciones de Kleist, Marlowe y Buchner. Entre las dos vertientes que ofrece su obra, la primera, “Teatro del alma” y, la segunda, “Teatro del compromiso”, forman la nota que le da una gran singularidad a la obra dramática de este autor dentro de la panorámica de la dramaturgia más vanguardista.

Otras obras suyas son El hombre y el niño (L'Homme et l'Enfant), que es una colección de artículos periodísticos y recuerdos. También, ¡y poco antes de fallecer, escribió una autobiografía titulada La confesión (1970) donde hace un análisis pormenorizado, pero siempre realista y cruel, de su vida, escrita durante una profunda crisis emocional, y que es como una confesión dolorosa de una vida exenta de felicidad y plagada de desdicha. Su salud se había resentido ya de forma irreversible y, sabiéndolo, se dedicó a escribir su ultimas obras, algunas que han quedado inconclusas

Falleció en Paris, a mediados de marzo de 1970, víctima del abuso que había hecho de las bebidas alcohólicas, quizás como búsqueda de una salida de una vida a la que ya no le ataba nada más que su sentido del absurdo de la existencia,

 

Edición nº 58, enero/marzo de 2022